Las
suposiciones siempre nos gustaron mucho a ti y a mí, un poquito más de la
cuenta. Nos gustaba montarnos historias cuando el Jack Daniels dominaba
nuestras mentes, tras haber dado un par de traguitos de más y habernos querido
un poquito de menos. Tras un par de besos tontos y un viaje por tu espalda,
empezaste el juego. Supusimos una noche en un restaurante caro, gastando un
poquito más de dinero del que nos podíamos permitir, una vuelta en coche
cantando las canciones más viejas de entre las viejas de los Rolling Stones, un
frenazo tonto en el asfalto mojado y una carcajada histérica. Sin previo aviso,
empezaríamos a gritar, echándonos en cara todas esas cosas que solo nosotros
sabemos y que nunca debemos usar en nuestra contra, pero que sin embargo
utilizamos siempre que nos enfadadmos un poquito más de lo normal. La cosa,
como siempre, se nos iba un poquito de las manos, ya que puestos a suponer,
¿por qué no hacerlo a lo grande? Así pues, tras perder la cuenta de nuestros
gritos, que se perdían entre las estrofas de Mick Jagger, yo me bajaría del
coche llorando, tú bajarías también y correrías detrás de mí, nos besaríamos
bajo la lluvia y…¡Joder!
Que te
necesito conmigo.
Que,
siendo del todo sinceros y sin suposiciones ni alcohol de por medio…tengo que
reconocer que te quiero un poquito de más, y te lo demuestro un poquito de
menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario