domingo, 3 de junio de 2012

Como el aire que respiro



Las suposiciones siempre nos gustaron mucho a ti y a mí, un poquito más de la cuenta. Nos gustaba montarnos historias cuando el Jack Daniels dominaba nuestras mentes, tras haber dado un par de traguitos de más y habernos querido un poquito de menos. Tras un par de besos tontos y un viaje por tu espalda, empezaste el juego. Supusimos una noche en un restaurante caro, gastando un poquito más de dinero del que nos podíamos permitir, una vuelta en coche cantando las canciones más viejas de entre las viejas de los Rolling Stones, un frenazo tonto en el asfalto mojado y una carcajada histérica. Sin previo aviso, empezaríamos a gritar, echándonos en cara todas esas cosas que solo nosotros sabemos y que nunca debemos usar en nuestra contra, pero que sin embargo utilizamos siempre que nos enfadadmos un poquito más de lo normal. La cosa, como siempre, se nos iba un poquito de las manos, ya que puestos a suponer, ¿por qué no hacerlo a lo grande? Así pues, tras perder la cuenta de nuestros gritos, que se perdían entre las estrofas de Mick Jagger, yo me bajaría del coche llorando, tú bajarías también y correrías detrás de mí, nos besaríamos bajo la lluvia y…¡Joder!
Que te necesito conmigo.
Que, siendo del todo sinceros y sin suposiciones ni alcohol de por medio…tengo que reconocer que te quiero un poquito de más, y te lo demuestro un poquito de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario