miércoles, 1 de febrero de 2012

Por decir

Esta mañana ha nevado por primera vez este invierno. Este año ha llegado inusualmente tarde; ya sabes que por aquí la Navidad suele ser blanca. Esta vez, ha esperado casi hasta finales de febrero para aparecer, como una especie de regalo de cumpleaños para la pobre chica del sexto. He bajado al supermercado enfundada en la bufanda que me regalaste el invierno pasado. En el rellano me he encontrado a la vecina de enfrente, que resulta que hoy se ha puesto de parto. Supongo que recordarás que antes de que te fueras, vino a vernos para decirnos que estaba embarazada con una enorme sonrisa que no acostumbraba a pasarse por su demacrado rostro. La he tenido que llevar al hospital, porque ya sabes que su novio se fue del país semanas antes de saber que iba a ser padre. En la radio del coche ha sonado “what you’re doing” aquel éxito de los Beatles que te enseñé a bailar de baldosa en baldosa de mi cocina. La vecina la ha canturreado entre contracción y contracción.
Cuando he vuelto a casa después de dejarla en urgencias, no se me ha ocurrido otra cosa que ponerme a ver los vídeos que hicimos con mi móvil. Sí, sé que debería haberlos borrado. Pero es que la grabación de nuestro paseo por la montaña, aquel en el que me djiste te quiero por primera y única vez, es la única prueba que tengo de que esto significó algo para ti.
Aparte de eso, no hay gran cosa que contar. Ya sabes, todo sigue como siempre: el panadero mantiene conversaciones filosóficas con su perro en los ratos muertos, a la señora del séptimo se le caen los sujetadores por el patio, los del segundo discuten de manera que todos sepamos que el pobre hombre olvidó poner la lavadora ayer. Si quieres que te cuente detalles aún más insignificantes, te diré que la niña del primero ha cogido anginas y no para de llorar, o que hoy se cumplen doscientos días desde la última vez que te vi. Cómo pasa el tiempo, ¿verdad? Si quieres otro dato sin importancia más, te confesaré que temo el momento, dentro de unas horas, en el que tenga que enfrentarme a la noche número doscientos sin tu calor. Aunque se rumorea por el edificio que no soy la única que te echa de menos, ¿sabes? . Este patio siempre ha tenido muy buena acústica, y todos hemos podido oír las lamentaciones de mi pobre colchón cuando cree que dormimos.

2 comentarios:

  1. Tu manera de redactarlo ha sido simplemente la ideal. No se podría haber hecho mejor. Los detalles le han dado una vericidad muy creíble. Un aplauso! :D

    Te espero en http://imaginaydesea.blogspot.com

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  2. UOOOH! Increíble!:D Me ha encantado, es muy.. casero? xD Muy de casa, de vida cotidiana, de realidad. Un aplauso para la chica del pañuelo azul! :D
    Sobre todo el final. El segundo párrafo! INCREÍBLEMENTE GENIAL, SEÑORITA!
    PD: Si no fuera por el "enfundada" habría pensado que la historia la cuenta un chico :)

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