miércoles, 20 de febrero de 2013

De obsesiones y malas soluciones

Si tengo que decir algo, diré que el agua y el aceite nunca se habían llevado tan bien. Diré que tengo cicatrices del tamaño de sus mejores sonrisas de los jueves por todo el cuerpo, y que la cobardía me invita a ahogar sus carcajadas en alcohol cuando el tic tac del reloj es incapaz de acallarlas. Diré que me quiso cuando quiso, que me odió cuanto pudo. Ahora solo quedan lágrimas de esas que nos arrancábamos cuando nos necesitábamos demasiado, y que si tengo que borrar algo que he hecho, borro el día que la dejé entrar en mi cama.

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