jueves, 5 de abril de 2012

The Earth without "art" is just "eh"


Ella era, quizás, el espíritu más inquieto  que él había conocido jamás, con todos aquellos cambios de opinión y todas esas idas y venidas. Lo que más le gustaba de ella era su arte, sus manos siempre llenas de pintura, su pelo sujeto con un par de pinceles, su vieja mochila que desprendía un permanente olor a aguarrás y sus Converse, en otros tiempos blancas, ahora lucían una extraña pero exótica y llamativa mezcla de colores. Le gustaba mirarla mientras ella solo tenía ojos para algo más, ya fuera el cielo, un coche o una anciana. Le gustaba como sus ojos viajaban inquietos de un lugar a otro, siempre insaciables, en busca de algo nuevo, de algo que tuviera algo que decir, de algo que mereciera ser captado. Le gustaba como no le importaba en absoluto que sus manos fueran ásperas y rugosas, y cómo hacía tiempo que había desistido de tenerlas completamente limpias. Le gustaba como parecía no necesitar a nadie para ser feliz, pero al mismo tiempo jamás rechazaba ninguna compañía. Le gustaba cómo parecía estar siempre en otro lugar, inaccesible para personas como él. Le gustaba su capacidad para mirarlo todo como si fuera la primera vez. Cada vez que lo miraba, él sentía que ella lo estaba descubriendo de nuevo. Era como una turista en su propia vida, siempre maravillada con las cosas cotidianas en las que los demás ni siquiera reparaban. Derrochaba creatividad por cada poro de su cuerpo, a su lado se respiraban ideas.
Ella era…ella era arte. En sí misma. Y desgraciadamente para él aunque el arte puede ser la vida de una persona, en ningún caso una persona puede ser la vida del arte.

1 comentario:

  1. Que bonita entrada :3
    Me gusta mucho tu blog, te sigo!
    Un abrazo :D

    ResponderEliminar